LA ORACIÓN DE JESÚS

A raíz de la recomendación de  Jesús a orar siempre sin interrupción (Lucas 18, 1), se cuenta que un piadoso cristiano del oriente europeo, concretamente en Rusia, se sintió con el deseo de preguntar al sacerdote que había celebrado la Misa ese día cómo podría hacerlo él si tenía que ocuparse en otras labores diarias. ¿Debería dejarlo todo y dedicarse a hacer oración? ¿Debería irse a un monasterio y dejar el mundo de una vez por todas? etc. El sacerdote no le dio la respuesta que le dejara satisfecho. Por ello, comenzó a recorrer iglesia e interrogar a sacerdotes y monjes sobre el tema. Después de algún tiempo encontró a un monje que le explicó por fin el tema a satisfacción. Pero la tarea que le imponía iba a ser un poco difícil. Se trataba de dedicar algunos días a orar con la oración del ciego de Jericó: "Jesús hijo de David, ten compasión de mí", y repetir esta oración pausa y constantemente hasta que en su mente y en su corazón, incluso cuando dormía, resonara esta oración. El piadoso orante obedeció al monje y pudo ver con alegría que en él se iba creando el hábito de la oración, de manera que en todo momento en que su mente o su boca no estaban ocupados en otro pensamiento o en otras palabras, mentalmente surgía en él esta oración. La historia de esta experiencia se encuentra en el libro titulado "Relatos de un peregrino ruso", Editorial Sígueme.
La presentación de libro dice: "El peregrino, más que autor, es el protagonista de este libro apasionante. Resume, en una figura muy conocida dentro del paisaje humano de Rusia (los starets), las experiencias vividas por más de un cristiano a quien su fe le conduce a realizar un itinerario real e imaginario hasta alcanzar la ciudad eterna, Jerusalén. La oración del corazón, profundizada por la lectura de un libro mítico como es La filocalia, sirve al peregrino para realizar este viaje iniciático".

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