jueves, 31 de marzo de 2011

A RAIZ DE LOS PROBLEMAS DEL JÁPÓN

Luego de la explosión nuclear a las 16:30 del domingo en Fukushima Japón, todos debemos tener precaución.   Si llueve hoy o los próximos días, NO IR BAJO LA LLUVIA. Se debe utilizar paragua o impermeable,  incluso si es solo una llovizna. Especialistas de centrales nucleares han señalado que las partículas radiactivas pueden llegar a la atmosfera, estar en la capa de ozono extendiéndose en todo el mundo por la lluvia, lo que puede causar quemaduras, alopecia  o incluso cáncer.

¿De qué lado...?

"El que no está conmigo está contra mí y el que no recoge conmigo, desparrama" Lc 11, 14-23. Precisamente este tiempo de cuaresma es tiempo de hacerse claramente de un lado: del lado de Cristo o del otro. ¿Lo tienes claro?

miércoles, 30 de marzo de 2011

Cumplir ¿cómo?

"Yo he venido a dar plenitud a la ley y los profetas" Mt 5, 17-19. Y su misterio pascual, llevando a cabo nuestra redención es la manera como dio cumplimiento a la historia de Israel y a lo que los profetas habían anunciado. Toma nota.

martes, 29 de marzo de 2011

Perdón y paciencia

"Ten paciencia conmigo y te lo pagaré todo" Mt 18, 21-35. Hablando del perdón, esta expresión describe la historia de salvación entre Dios y los humanos: su paciencia para perdornarnos. "El es paciente y misericordioso, lento a la ira y rico en perdón" (Salmo 102). Y la parabola de este texto nos confronta con nuestra capacidad-incapacidad para perdonar

lunes, 28 de marzo de 2011

Un llamado de atención

"Les  aseguro que nadie es profeta en su tierra" Lc 4, 24-30. A través de estas palabras, referidas originalmente a la gente de Nazareth, que no aceptan el magisterio de Jesús porque lo conocen, el Señor nos puede estar llamando la atención sobre nuestra aceptación del mensaje de conversión que nos dirige la Iglesia en este tiempo de Cuaresma.

domingo, 27 de marzo de 2011

LA FE DE LA SAMARITANA

"Señor, dame de ese agua para que no vuelva a tener sed" Jn 4, 5-42. Descubrir o redescubrir dónde está la verdadera fuente de la vida y de la felicidad es tarea de la cuaresma y es el contenido prefrente de nuestra fe.

sábado, 26 de marzo de 2011

LA HORA DE LA TIERRA

“La Hora de La Tierra”
es un mensaje de esperanza y de acción contra el calentamiento de la tierra.
Únete a esta cruzada de “La Hora de La Tierra 2011”. Este 26 de marzo de las 8:30 a 9:30 pm apaga tu luz, desconecta todos los aparatos, contamos contigo.

Amor infinito y sorprendente

"Padre, he pecado contra el cielo y contra ti; ya no merezco llamarme hijo tuyo" Lc 15, 11-32.
Esta parábola nos ofrece una serie de puntos a considerar, sin embargo, los dos aspectos principales son el reconocimiento de la culpa por parte del hijo y la acogida cariñosa de parte del padre. ¿Cuál de estos aspectos tiene más que ver con tu situación personal actual?

viernes, 25 de marzo de 2011

FIESTA DE LA ANUNCIACIÓN DEL SEÑOR

"Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo" Lc 1, 26-38. En este sencillo anuncio de un ángel a María están encerrados dos de los mayores misterios de la historia de salvación: la Virgen María, Inmaculada, por ser elegida para ser Madre de Cristo, madre de Dios.

jueves, 24 de marzo de 2011

DOMONGO III DE CUARESMA - A

Moniciones para la Eucaristía 
Monición de entrada
Paz y bien. Hoy la liturgia eucarística nos recuerda el gran misterio del amor de Dios, que da sentido y fuerza a la vida del ser humano; sin embargo, tendemos a llenar nuestro corazón con otros amores y otras seguridades. Ojalá que, como la mujer samaritana, de la que nos habla el Evangelio de hoy, estemos abiertos a dejarnos adoctrinar por la palabra de Dios y a hacer de esta Eucaristía un encuentro con Cristo, que garantice el verdadero sentido de nuestra vida.

1ª Lectura - Ex 17, 3-7
En la primera lectura se nos narra el conocido relato del pueblo de Dios, que en el desierto se ve amenazado por la falta de agua. Eso les hace dudar de si Dios está de su lado. Escuchemos.

Salmo 94
La Palabra de Dios, como nos dijo, Jesús el primer domingo de cuaresma, es un alimento espiritual con múltiples frutos. Pedimos en el salmo ahora que estemos siempre atentos para beneficiarnos de esta gracia y aliemento.

2ª Lectura – Rm 5, 1-2.5-8
San Pablo nos dice con palabras claras que Dios está empeñado en que experimentemos su amor. Nos ha dado a su Hijo y puesto en nuestros corazones su Espíritu. Escuchemos cómo él nos lo explica.

Evangelio . Jn 4, 5-42
En el siguiente relato se describe la experiencia de alguien que busca la felicidad y el sentido de la vida sin éxito hasta que tiene la oportunidad de encontrarse con Cristo.

Reflexión homilética
El amor, la felicidad y los medios para conseguirlos son los temas que desarrollan los pasajes bíblicos de nuestra Eucaristía.
Como ejemplos se presenta al pueblo de Israel y a la mujer samaritana. Ambos se debaten entre su fe y sus propias limitaciones para conseguir que Dios satisfaga y responda sus inquietudes y necesidades.
La respuesta a todo ello la podemos encontrar en el mensaje que se da en la segunda lectura: Dios ha derramado su amor en nuestros corazones por medio de su Espíritu, que se nos comunicó en el bautismo. Allí nosotros recibimos también el agua que “salta hasta la vida eterna”, la vida hacia la que caminamos en la preparación para celebrar el misterio pascual.

PRECES DE LOS FIELES
SACERDOTE: Puesto que necesitamos la luz y la fuerza para no desviarnos del camino de la verdadera vida, que Dios nos ofrece en su Hijo Jesucristo, nos dirigimos a Él con toda confianza.
Respuesta:  Escucha, Señor, nuestra oración.

- Por la santa Iglesia de Dios, para que a través de todos sus miembros, particularmente de su Jerarquía, guíe al mundo hacia el agua que pueda satisfacer nuestra sed de vida. Oremos.
- Por las autoridades civiles, para que se sientan más responsables  de quienes más sufren por satisfacer las necesidades básicas de la vida. Oremos.
- Por todos aquellos que no alcanzan a satisfacer sus necesidades vitales de alimento, educación, vivienda y amor. Oremos.
- Por  todos  nosotros para que en esta Cuaresma sepamos aprovechar las oportunidades que Dios nos da para llenar nuestros corazones de su amor y felicidad. Oremos.

SACERDOTE: Dios y Padre nuestro que has hecho una historia de amor  para cada uno de nosotros, escucha nuestra oraciones para que seamos fieles a esa historia y designio de salvación. Por Cristo nuestro Señor. Amén.

Monición de envío.
Hemos escuchado que la mujer samaritana, llena de alegría y felicidad por el encuentro con Jesús, salió a compartir esta experiencia con su gente. Que su ejemplo nos inspire a compartir con los que estén en nuestros derredor  lo que Dios nos ha regalado en esta Misa.

Capacidad de compasión

"Si no escuchan a Moisés y a los profetas, no harán caso, ni aunque resucite un muerto"Lc 16, 19-31. La palabra de Dios tiene su fuerza interior y el amor nace del corazón, ni el primero depende de quién la dice ni el segundo depende de fuera.

miércoles, 23 de marzo de 2011

Con Cristo hasta el final

"¿Podrán beber el cáliz que yo he de beber?"Mt 20, 17-28. Jesús nos invita a sumarnos al grupo de los que están dispuestos como él a llevar a cabo el plan salvador de Dios. Estos dos hermanos zebedeos están dispuestos, aunque no saben realmente de qué se trata. Se trata de fiarse de Cristo.

martes, 22 de marzo de 2011

CONFERENCIA

El próximo domingo, día 27, la Comunidad Juan Pablo II ofrece una conferencia sobre EL MATRIMONIO EN LOS EVANGELIOS, impartida por el asistente espiritual del grupo: P. Jesús Ma. Bezunartea. Será en el salón parroquiall, C/ Remolino 10, Col. Las Águilas, a la espalda de la iglesia de piedra o de la Inmaculada. Hora: 12:00 del mediodía. Está abierta a todos, cooperación voluntaria.

Somos hermanos

"No tienen más que un Maestro y todos ustedes son hermanos" Mt 23, 1-12.
Estas palabras de Jesús son dignas de anotar y meditar: precisamente proque él es nuestro único maestro. Y qué tál si nos convencemos de que somos hermanos: todos (los seres humanos).

lunes, 21 de marzo de 2011

La misericordia

"Sean misericordiosos como su Padre Dios es misericordioso" Lc 6, 36-38. En esta máxima evangélica está resumido lo más típico y exquisito de la vida del cristiano en conversión.

domingo, 20 de marzo de 2011

DOMINGO DE LA TRANSFIGURACIÓN

 "Este es mi hjo muy amado en quien me complazco, escúchenlo" M 17, 1-9. El nos guiará para gozar con él del triunfo de la Pascua. Que su Palabra sea nuestro alimento en esta camino.

sábado, 19 de marzo de 2011

SEÑOR DE LA CUARESMA

Oh Señor de la cuaresma,
que le marcas un camino
a este hombre descarriado
y le orientas su destino.

Oh Señor de la cuaresma,
que invitas al ser humano
a mirarse en el divino,
a todos nos das la mano.

Oh Señor de la cuaresma,
que al justo y al pecador
le invitas a tener vida,
siendo tú su Salvador.

Oh Señor de la cuaresma,
tú nos dices que la vida,
regalo de nuestro Padre,
no es comida ni es bebida;

Oh Señor de la cuaresma,
la vida que tú nos das
es tu espíritu de vida
en el amor y en la paz.

Oh Señor de la  Cuaresma,
la vida no está en mí mismo,
es tu santa voluntad
venciendo nuestro egoísmo.

Oh Señor de la cuaresma,
ni el prestigio ni el poder
nos da la felicidad,
más bien hacer tu querer.

Oh Señor de la cuaresma,
tú nos enseñas a orar,
tú nos enseñas a amar,
y a Dios sólo adorar.

Oh Señor de la cuaresma,
tú te haces el modelo
del hombre que quiere ser
digno del Rey del cielo.

Tú te haces humildad,
para ser un hijo fiel,
te haces humanidad,
para nuestro hermano  ser.

Solidaridad con todos
es tu lema y tu quehacer,
obediencia a tu Dios Padre
resumirá tu querer.

Oh Señor de la cuaresma,
con toda sinceridad
pido abras mi corazón
a tu amor y tu verdad:

el amor que te llevó
a ser todo para todos,
la verdad que te marcó
como el hijo preferido.

En ti Dios se ha complacido,
y viéndonos a nosotros,
como tus pobres hermanos
a todos ha redimido.

Gloria, honor y poder,
sean a ti siempre dados,
porque por tu gran amor
fuimos todos ya salvados.

¡Oh Señor de la cuaresma!








FIESTA DE SAN JOSÉ

"José, no dudes en recibir a María, tu esposa, pues ha concebido por obra delEspíriu Santo" Mt 1, 16-24. San José, hombre justo, se enfrenta ala prueba de su vida y confía ante todo en Dios.

viernes, 18 de marzo de 2011

DOMINGO 2º DE CUARESMA

Monición de entrada
Paz y Bien. Puesto que el ser humano siempre trata de evitar el sufrimiento, podemos sentir la resistencia a abrazar la cruz de cada día; por ello, en este domingo se nos invita a ver la pasión y muerte de Jesús como un proceso que lleva a la gloria, un proceso en el que sabemos que siempre va a triunfar el poder y la gloria del Padre. Abramos nuestra mente y nuestro corazón al misterio de la Eucaristía, para que con Jesús estemos dispuestos a abrazar el plan y la voluntad de Dios, que nos llevan al triunfo de su gloria.

1ª Lectura – Gn 12, 1-4
La vocación de Abraham es un ejemplo de quien se fía totalmente de Dios, porque el llamado de Dios nos conduce a la vida y a gozar de sus promesas. Escuchemos.

Monición al Salmo 32
Los planes de Dios para nosotros son la forma por la que él quiere mostrarnos su misericordia y llenarnos de su gracia; así lo pedimos en este salmo responsorial.

Monición a la 2ª Lectura – 2 Tim 1, 8-10
San Pablo nos invita a ver nuestra vida en el plan de Dios, un plan de redención cumplido en Jesucristo. Que ello nos anime a aceptarla, fiados en el amor y el poder de Dios.

Monición al Evangelio – Mt 17, 1-9
Escuchemos ahora el relato de la transfiguración de Cristo ante algunos de sus apóstoles, para trascender el sentido real de la pasión y muerte de Cristo, que es su glorificación como salvador y Señor.

Reflexión homilética
Hoy se impone en nuestra reflexión el misterio luminoso de la Transfiguración de Cristo; es la luz que ilumina nuestro camino en pos de Cristo a través de la renuncia y la cruz.
Para nosotros, a la distancia de los siglos en los que se ha puesto de manifiesto que la gloria de Dios se ha impuesto sobre las fuerzas del mal, es más fácil aceptar este misterio como meta final de nuestra vida.
Son muchos los cristianos, seguidores de Jesús, que necesitan de nuestro acompañamiento espiritual para que la luz de la transfiguración los fortalezca y sean fieles como Cristo en sus pruebas.

PRECES DE LOS FIELES
Sacerdote: Confiados en la voluntad salvadora de Dios, que ha brillado en la glorificación de su Hijo Jesucristo, nos dirigimos a El, llenos de confianza, hecha oración.
Respuesta: Padre bueno, escúchanos.
1.- Por el Papa, los obispos, sacerdotes y diáconos para que sepan conducir al rebaño a ellos encomendado a fuentes tranquilas y pastos abundantes. Oremos.
2.- Por los gobernantes de todo el mundo para que busquen el bienestar de sus pueblos y la paz entre todas las naciones. OREMOS.
3.- Por los más pobres, por los ancianos sin medios y poca salud, por los enfermos incurables y crónicos, para que encuentren en su fe en Cristo la luz que los anime en sus pruebas. Oremos.
4. Por los que en Japón sufren las consecuencias del terremoto, para que la providencia de Dios se haga sentir en este momento difícil de su historia. Oremos.
4.- Por todos los padres de familia para que sean solícitos y cuidadosos del bienestar de sus familias, a ejemplo de san José. OREMOS.
Sacerdote: Padre Bueno, danos lo que con fe y humildad te pedimos en este día para que podamos seguir fielmente a Cristo en sus misterios  y gozar plenamente de su vida gloriosa. Por Cristo nuestro Señor.Amén.
Monición de envío
Con la confianza que nos da saber que Cristo nos conduce, a través de la cruz, a la gloria de la resurrección, volvamos a nuestra vida con el deseo de ser testigos de esta vida, que Cristo ofrece a todos.

El Señor del gran poder

Oh Señor del gran poder,
oh Señor del gran amor,
que tu amor se hizo poder,
que tu poder se hizo amor.

Por tu poder nos amaste,
por tu amor nos redimiste,
amor y poder juntaste
y así tuyos nos hiciste.

Que al contemplar tal misterio
de poder que se ha hecho amor,
no cesemos de alabarte
y responder a tu amor.

Tu rostro mira hacia el suelo
porque tu cuerpo se inclina
ante el peso de esa cruz,
que nos ha ganado el cielo.

Sin embargo, en tus ojos
se ha encarnado la bondad,
la sumisión y el amor,
¡que en mí provoquen piedad!

Yo te doy gracias, Señor,
por poder yo contemplar
ese amor de Redentor,
que también me anima a amar.

Y yo te imploro, Señor,
que imprimas en mi interior
ese tu poder y amor,  
que transformen mi exterior.

Se grabe en mi corazón
ese amor tan celestial,
que se ha hecho compasión
para amarnos sin igual.

La fe en Dios y nuestras relaciones humanas

"Si cuando vas a presentar tu ofrenda sobre el altar, te cuardas de que tu hermano tiene alguna queja contra ti, deja tu ofrenda y vete a reconciliarte con tu hermano..." Mt 5, 20-26. Estar bien con Dios es estar bien con el prójimo.

jueves, 17 de marzo de 2011

Sobre pedir o no pedir

"Si ustedes, siendo malos, saben dar cosas buenas a sus hijos, con cuánta mayor razón su Padre celestial dará cosas buenas a quienes se las pidan" Mt 7, 7-12. ¡Vaya motivación contundente que nos da Jesús para animarnos a pedir a Dios lo que "necesitamos"!

miércoles, 16 de marzo de 2011

Vengan a mí

Vengan a mí

Vengan a mí los cansados,
vengan a mí fatigados,
vengan a mí los rendidos
que todos son mis amados.

Por qué caminos se fueron
hijos y hermanos queridos,
que por fin han regresado
tan tristes y malheridos.

Abran sus ojos al cielo,
abran al cielo sus brazos,
abran sus labios resecos
acójanse en mis abrazos.

Me complazco en la alegría
de celebrar el amor
de un Padre tan bondadoso
que no conoce el rencor.

Si pecaste, reconoce
que yo por ti di la vida,
que no en vano me encarné
en una vida sufrida.

Si perdiste la esperanza
o si perdiste el sentido
de tu vida y de tu alma,
recobra la confianza.

Yo quiero que mis hermanos
en cualquier situación
recuerden que yo soy manso
y humilde de corazón.

¿Has visto que mi costado
está abierto y descubierto?
Míralo y todo tú ábrete
al amor que no es amado.

Hombres de todos los pueblos,
todos los seres humanos,
para que sean felices
acerquen  a mí sus manos.

Hagamos un mundo nuevo,
donde el amor sea amado,
donde seamos hermanos,
y Dios es glorificado.

Carguen también con mi yugo,
que es tan suave y tan ligero,
que lo encontrarán feliz
y su peso llevadero.

Venga, vengan, a mí todos,
mi amor no descansará
hasta que en todos se encarne
y allí su morada hará.

La verdadera señal de salvación

"Aquí hay uno que es más que Salomón y que Jonás" Lc 11, 29-32. Por eso, Cristo es la gran señal de Dios para invitarnos a la conversión, a la vida.

martes, 15 de marzo de 2011

Oración cristiana

"Cuando ustedes hagan oración no hablen mucho, como los paganos..." Mt6, 7-15. Que la oración no sea un desahogo de nuestros sentimientos sino expresión de nuestra fe.

lunes, 14 de marzo de 2011

Más reflexiones cuaresmales


La Cuaresma es un 'misterio': el camino de Jesús,
que nos conduce a participar en su Pascua.

ALGUNAS PREMISAS

Existe el peligro de concebir la Cua­resma principalmente en un sentido subjetivo, es decir, como un tiempo de grandes catequesis o de prácti­cas ascéticas o de compromiso cari­tativo, un período en el que 'noso­tros' nos damos más a las `cosas de Dios'. Ciertamente la Cuaresma es también esto, pero no es una obra nuestra, no es una búsqueda nuestra de Dios, un acercarnos nosotros a Dios, un ‘hacer penitencia’ nosotros, un caminar nosotros...; no es una ini­ciativa nuestra.

El verdadero y prin­cipal actor es Jesús, que nos implica en su itinerario de regreso al Padre. La Cuaresma es un ‘misterio’: el ca­mino de Jesús, que nos conduce a participar en su Pascua.

Se sigue de ello que la Cuaresma no se reduce a un camino individual; tie­ne como sujeto todo un pueblo que se pone en seguimiento de Jesús y revive su experiencia. La Cuaresma es vivida "juntos", en solidaridad pro­funda con Cristo y con los demás: juntos escuchamos, juntos nos reco­nocemos pecadores, juntos y mutua­mente nos reconciliamos. La Cuares­ma es, por lo tanto, dejarnos llevar por el Espíritu con Jesús al desierto vivir con El de la Palabra, con El ven­cer las tentaciones antiguas de Adán y del pueblo en el desierto, caminar con El en el camino de la obediencia al Padre, hacer Pascua.

REEXPRESAR Y ACTUALIZAR LAS PRÁCTICAS CUARES­MALES

Al hablar de la Cuaresma, los auto­res recurren a las categorías tradicio­nales del desierto, del ayuno, de la oración, de la limosna o de las otras iniciativas de caridad. ¿Cómo reex­presarlas para el hombre de hoy sin traicionar su significado profundo? No es fácil. Ofrezco algunas ideas esquemáticas que cada uno puede ampliar y ejemplificar.

Cuaresma, tiempo para hacer el va­cío
y descubrir lo que es esencial,
aprender a escuchar (el desierto)

El desierto es el lugar en que se está "desterrado" fuera de

la ciudad, es el lugar del vacío de las cosas, del si­lencio que sólo rompe el murmullo del viento, del vivir de lo esencial. En el desierto se privilegia la dimensión de la escucha por encima de la del hablar.
                                                                                                   
Hoy vivimos inmersos en un conti­nuo bombardeo de mensajes: de la publicidad, de los noticieros...; esta­mos como sepultados en informacio­nes (también religiosas para algunos). Consecuentemente, corremos el ries­go de estar saciados hasta la náusea, de ser de aquéllos que son "remolca­dos", de la gente que se cree libre y en cambio es arrastrada por la co­rriente de lo que se dice o se esceni­fica. Nuestras respuestas son super­ficiales, no vienen de lo profundo y no llevan el sello de nuestra verda­dera personalidad. Hay necesidad de "liberar el estómago" —el corazón y la mente— de este fardo, de hacer el vacío, de llegar a ser capaces de se­leccionar los mensajes, de escuchar verdaderamente, de meditar y poder vivir una vida dignamente humana.

Vivir el desierto de la Cuaresma quie­re decir:

hacer hoy un vacío y preguntarse: ¿de qué estoy lleno?, ¿qué cosa tiene peso en mi mente, en mi corazón...?;         

hacer hoy silencio: no es lo mis­mo que hacer el vacío, sino crear el clima de espera, tener la capacidad de presentir una presencia que antes, en el ruido, no era advertida;

abrirse a la escucha, hacerse aten­tos para captar la verdad de las co­sas, de las relaciones...;

descubrir lo que verdaderamente vale y apostar todo a ello.

Cuaresma Tiempo para decir basta
a lo que no vale (el ayuno)                                                                 

Tenemos tantas cosas y una infini­dad de posibilidades; acabamos por centrarnos en todas hasta estimarlas a todas como igualmente necesarias; los deseos se acumulan creando una latente insatisfacción. Ya no somos capaces de prescindir de nuestro pe­riódico, del noticiero de la televisión, de los y ropa de "firma" del fin de semana en la discoteca... Jesús nos enseña que incluso la co­mida misma no es necesaria: hay algo que vale más y por lo que se deja todo esto. La Cuaresma es el tiempo para descubrir lo que más vale y, conse­cuentemente, "ayunar", es decir, dejar de lado lo que no tiene valor,o vale poco, o es nocivo (el pe­cado).
Ejemplificando:

– entre las cosas que valen más está el escuchar. Escucharnos dentro de la pareja, en la familia: en este caso "ayunar" quiere decir dejar de lado lo que nos impida u obstaculice la escucha;

– no tenemos nunca tiempo para leer la Biblia,
no escuchamos lo que el Señor nos quiere decir.
Ayunar que­rrá decir regular nuestro tiempo (re­nunciando a una película, a un parti­do...) para ponernos a la escucha del Señor que nos habla;

– nos preocupamos por tener esto o aquello y nos olvidamos de que hay más alegría en el dar que en el recibir. Ayunar será para nosotros pasar del acumular al condiidir.

Tiempo para "ponerse en forma"
(la penitencia)

A la larga perdemos costumbres bue­nas y adquirimos otras malas o me­nos buenas. Hacemos las cosas por costumbre y con cansancio. Las vir­tudes —las grandes "habilidades" del cristiano—              se atrofian por falta de ejercicio. Dejamos de luchar contra nuestros defectos y sobre todo con­tra lo que parezca transgresión a la Ley del Señor. Acabamos por alejarnos de Dios...

Hacer penitencia significa entonces

– ante todo, tomar conciencia, a la luz de la Palabra de Dios, de nuestra situación, y comprender, movidos por el Espíritu Santo, que estamos equivocados y debemos "corregir la puntería" (el pecado es "fallar el blanco");

"ejercitarse" en centrar nuevamen­te nuestra vida en Dios y en el prójimo y así reconstruirnos a nosotros mismos según el modelo de Cristo;

recomenzar a vivir más intensa­mente, liberándonos de todo lo que impide nuestro crecimiento espiritual. Hacer penitencia comporta en con­secuencia un momento negativo de purificación de la mente y del actuar, y uno positivo de reedificación de nosotros mismos, dejándonos guiar por el Espíritu y por sus dones.

Tiempo para volver a casa
(la ora­ción)

Tenemos poco tiempo para estar con nosotros mismos, para estar con Dios. Tantos factores nos llevan a "vivir fuera" y acabamos por tener miedo a entrar en nosotros mismos. Las varias prácticas de piedad y la oración misma corren el riesgo tal vez de ser expresiones de acciones exteriores.

Al inicio de la Cuaresma —el miér­coles de Ceniza— Jesús nos invita a "volver a casa", a nosotros mismos, y recuperar la intimidad con Dios y con nosotros mismos.   Tal vez, sumer­gidos como estamos en actividades frenéticas y preocupados por mil ta­reas apremiantes, no nos damos
cuen­ta de la importancia de esta "vuelta a casa", donde el Huésped está en es­pera. Y así, sólo recuperando el diá­logo con Dios, nos reencontraremos a nosotros mismos y el valor auténti­co de las cosas que hacemos.

La Cuaresma es, por tanto, el tiempo en que nosotros podemos reencontrar los espacios para la escucha y para la oración.

Tiempo para aprender a no vivir para sí
sino para los demás (la li­mosna, la caridad).

Estamos continuamente tentados de pensar en obrar en función de noso­tros mismos, "autocentrados": las exigencias de los otros nos tocan marginalmente.
La limosna es un pequeño signo de que las exigencias del otro entran a formar parte de nues­tro horizonte.
La Cuaresma es el tiempo en que estas exigencias del otro, o, más sintéticamente, "el otro" entra a nuestro horizonte para que nosotros nos descentremos, para que nosotros hagamos de él el centro de nuestro obrar.

Puede parecer una de­rrota o una sujeción, pero en reali­dad esta revolución acaba por ser la victoria sobre nosotros mismos y la recuperación de la verdadera libertad.

El ayuno, del que hemos hablado más arriba, no es un fin en sí mismo, sino que lleva a interesarse en el otro, nace y está motivado por el amor del otro.

            RE-EXPRESAR LA CUARESMA                       SIGUIENDO EL LECCIONARIO
Las prácticas de la Cuaresma están inspiradas en la palabra de Dios y son fruto de ella. Todo tiene su origen en la decisión de escuchar lo que el Se­ñor quiere de nosotros. Como primera cosa, no nos dice qué cosa hacer, sino que dice qué cosa hizo y hace El por nosotros.

Re-expresar la historia de la salva­ción
para llegar a ser participantes de ella

La historia que el Señor nos cuenta parte de los inicios y, en grandes eta­pas, nos lleva a la muerte y resurrec­ción de Jesús. El nos revela que la infelicidad del hombre, su caducidad y, en general, lo que llamamos "mal" tienen su origen en el rechazo de Dios por parte del hombre (Gén 2, 7-9; 3, 1-7: Domingo1), un rechazo que si­gue presentándose a lo largo de la historia e infecta toda la vida del hombre.
Dios no se da por vencido y continúa obrando para purificar el corazón del hombre y reestablecer las relaciones con él. Son signos de ello la vocación de Abraham (Gén 12, 1-4:11 Domin­go 2), todas las intervenciones del Éxo­do (Ex 17, 3-7: III Domingo 3), la elec­ción de David (1 Re 16, 1-13: Do­mingo 4). Cuando todas estas interven­ciones parece que no alcanzan su ob­jetivo, Dios promete por medio de los profetas una acción más incisiva que penetra los corazones: "Les infundiré mi Espíritu y revivirán" (Ez 37, 12­14: Domingo 5). La noche de Pascua Dios nos hace presente toda la histo­ria de la salvación y nos hace ver cómo ésta encuentra su cumplimiento en el paso que Jesús hace de este inundo al Padre. En El, los que creen retornan a Dios, a la vida.
Esta historia de la salvación no es una simple narración en sí misma; es na­rrada para que nos hagamos partíci­pes de ella también nosotros hoy.
Al­gunos signos —los sacramentos— tie­nen la finalidad de introducirnos en esta historia, a fin de que también no­sotros nos convirtamos en actores de ella con Jesús, por obra del Espíritu Santo. Entre todos los signos, el pri­mero y fundamental es el Bautismo.
Re-expresar el Bautismo

Si, movidos por el Espíritu, nos po­nemos en seguimiento de Jesús, re­cibimos su mismo Bautismo. Entra­mos con El al desierto, aprendemos a vivir de la palabra de Dios, llega‑
mos a renunciar a Satanás y a sus obras y a escoger decididamente el obedecer sólo a Dios (Mt 4, 1-11): Domingo 1).

El Padre nos hace entrever la meta final del camino bautismal: aceptan­do pasar a través de la muerte de Je­sús, somos "transfigurados", somos hechos hijos de Dios (Mt 17, 1-9: Domingo 2).

En el Bautismo el Padre:

– viene al encuentro de esa sed pro­funda que a menudo no sabemos te­ner; en el pozo de Cristo nos quita la sed, tanto que no tenemos ya necesi­dad de ir a otros pozos; más aún, hace brotar en nosotros una fuente capaz de dar vida eterna (Jn 4, 5-42: Domingo 3);

– nos libera de una congénita cegue­ra, haciéndonos lavar en la piscina del Enviado-Jesús; nos hace el don de los ojos penetrantes de la fe para descu­brir a Jesús, el Salvador (Jn 9, 1-41: Domingo 4);

– nos hace salir de toda "situación de putrefacción" y nos desata de todo lazo de muerte y nos hace reconocer sin ninguna duda que Jesús es la Re­surrección y la Vida (.In 11, 1-45:  Domingo 5);


RE-EXPRESAR LA CUARESMA SIGUIENDO EL MISAL:
el tiempo hecho precisamente para nosotros

De las diversas oraciones y sobre todo de los prefacios del Misal emer­ge el sentido profundo de la Cuares­ma. Al presentar la Cuaresma es útil hacer referencia a todo este material eucológico, porque es repetidamen­te utilizado en la celebración.

Presento algunas sugerencias, que deberán ser ampliadas.
Cuaresma, tiempo de renovación
Liberemos la primavera,
dejemos brotar la novedad:

Porque misericordiosamente estable­ciste
este tiempo especial de gracia
para que tus hijos busquen de nuevo
la pureza del corazón
y así, libres de todo afecto desorde­nado,
de tal manera se apliquen
a las realidades transitorias,
que más bien pongan su corazón
en las que duran para siempre (Prefacio Cuaresma II).

Tiempo para aprender a vivir en serio,
en todas sus dimensiones, de presente y de futuro,
de terreno y de celestial;

— tiempo para quitar todo lo que impide el llegar de la primavera y el brotar de la vida: el pecado en todas sus formas;

— tiempo para poner la propia vida en la justa dirección (revisión del... "motor", de lo que mueve mi vida, conversión);

— sólo quien aprende a vivir plena­mente puede ser el hombre de Pascua.

Cuaresma, tiempo de preparar la alegría
Liberemos la alegría:

Por El concedes a tus hijos anhelar, año tras año,
con el gozo de habernos purificado,
la solemnidad de la Pascua,
para que dedicados con mayor en­trega
a la alabanza divina y al amor fra­terno,
por la celebración de los misterios
que nos dieron nueva vida, lleguemos a ser
con plenitud hijos de Dios (Prefacio Cuaresma I).

No queremos una "vida a medias",
sino una "vida plena"; el signo es la alegría de vivir;

— la alegría nace de la purificación, de la oración
y de la caridad.

Cuaresma, tiempo de caridad
Liberemos el amor:
Porque has querido que
en nuestras privaciones volun­tarias
encontremos un motivo para bende­cirte,
ya que nos ayudan a refrenar nuestras pasiones desordenadas y, al darnos ocasión de compartir nuestros bienes con los necesitados, nos hacen imitadores de tu generosi­dad (Prefacio Cuaresma III)

Tiempo para dar gracias a Dios, con una caridad fruto de la victoria sobre el egoísmo;

— tiempo de la atención y de la dis­ponibilidad hacia los demás;

— tiempo de parecerse a la bondad del Señor.

Cuaresma, tiempo para hacerse li­bres, dueños de sí
Liberemos todas nuestras energías

Porque con el ayuno corporal, refrenas nuestras pasiones, elevas nuestro espíritu,
nos fortaleces y recompensas (Prefacio Cuaresma IV).

Tiempo de ayuno para hacernos dueños de nosotros mismos, para li­berarnos de todo condicionamiento, para liberar el espíritu;
— tiempo del hombre que tiene una espina dorsal, que es fuerte, que sabe luchar.

Cuaresma, tiempo de desierto con Jesús
Liberémonos de lo que nos bloquea,
entremos al misterio.
Sigamos a Je­sús al desierto:

Porque Cristo nuestro Señor,
al abstenerse durante cuarenta días
de tomar alimento,
inauguró la práctica de nuestra peni­tencia cuaresmal
y, al rechazar las tentaciones del enemigo,
nos enseñó a sofocar la fuerza del pecado;
de este modo, celebrando con since­ridad
el misterio de esta Pascua,
podremos pasar un día a la Pascua que no acaba (Prefacio Cuaresma I).

Tiempo de "estar en Jesús" y vivir de la `Palabra";

— tiempo de las "grandes manio­bras", de la gran lucha con Jesús para vencer al gran adversario.

Gianfranco Venturi, Rivista di Pastorale Liturgica 312

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