Hay cada vez más gente que se la da de ilustrados y modernos negando el sentido religioso del ser humano y quieriendo explicar todo por teorías antropológicas, como si todo ello estuviera en oposición con el papel de Dios en la historia humana. Es la clásica tentación del hombre de ser autónomo, de ser "como dioses", cerrando los ojos a la vulnerabilidad del ser humano en todas sus dimensiones. Basta un tsunami, un terremoto o cualquier otra calamidad natural para que el ser humano, tan autosuficiente, aparezca en toda su debilidad, como muñeco de papel, que se lo lleva el viento.
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