viernes, 7 de diciembre de 2012

MONICIONES


Solemnidad de la Inmaculada Concepción

 

Monición de entrada

Paz y bien. Puesto que los hijos quieren lo mejor para sus madres, el Hijo de Dios, Jesucristo, quiso que su madre gozara del gran privilegio de ser preservada de la mancha del pecado original; también la Iglesia a lo largo de los siglos fue proclamando las grandezas de su Madre, hasta que en 1854 se declaró el dogma de la Inmaculada.  La familia franciscana, que defendió siempre este dogma, tiene a la Inmaculada como a su patrona. Nosotros particularmente en nuestra parroquia también nos sentimos muy honrados de tenerla como patrona y queremos que nuestra Eucaristía sea nuestro mejor regalo, agradeciendo a Dios por tan singular privilegio de nuestra Madre.

 

Monición a la primera lectura – Gn 3, 9-15.20

Escuchemos  la emocionante historia del Génesis donde se nos narra la entrada del pecado en la humanidad y la promesa de redención que Dios nos hace, en la que estaba presente ya la Virgen Inmaculada.

 

Monición a la segunda lectura – Efesios 1, 3-6.11-12

También nosotros, como hijos de María, santa e inmaculada, estamos llamados a la santidad, a vivir una vida irreprochable ante Dios por el amor. Es el mensaje de esta segunda lectura. Escuchemos.

 

Monición al Evangelio – Lucas 1, 26-38

Escuchemos ahora el relato evangélico sobre la anunciación a la Virgen María de la plenitud de gracia con la que Dios le ha distinguido y la respuesta de disponibilidad total de ella a los planes de Dios.

 

PRECES DE LOS FIELES

Sacerdote: Sintiéndonos afortunados de tener una Madre como María, nos dirigimos confiadamente en oración a Dios nuestro Padre, con la esperanza de poder asemejarnos a ella y gozar como ella de la abundancia de la gracia divina.

 

Respondemos: Padre, escúchanos.

-        Por la santa Iglesia, para que sea también ella santa en todos sus miembros, resplandeciendo en ellos, como en María,  la gloria de Dios. Oremos.

-        Por las autoridades civiles de nuestro país y del mundo entero, para que sean celosos de la justicia y del bien común, rechazando las provocaciones de engrandecimiento  personal. Oremos.

-        Por todos los más olvidados y necesitados de nuestra sociedad: los encarcelados, los enfermos, los que no tienen trabajo, los ancianos, los niños de la calle; que María, madre de los pobres, les haga sentir su cercanía materna. Oremos.

-        Por nuestra parroquia, para que el ejemplo de santidad de nuestra Madre Inmaculada, nos anime a progresar sin descanso en el camino de la perfección cristiana.

 

Sacerdote: Acoge, Padre, con benevolencia estas intenciones, para que podamos gozar en abundancia de la gracia de nuestra vocación a la santidad, siendo fieles a los ejemplos de nuestra Madre María. Por Jesucristo nuestro Señor.

 

Monición de envío: Como María, podemos decir  al concluir la Eucaristía: Mi alma glorifica al Señor, porque ha hecho maravillas en nuestra Madre Inmaculada y en nosotros. Por ello, estemos dispuestos, a imitación de María, a dejar a Dios cumplir sus planes en nuestra vida.

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