BOLETÍN PARROQUIAL - MARZO 2012

ATRAERÉ A TODOS HACIA MÍ

Estas palabras de Jesús, reportadas en el evangelio de San Juan (12, 32), en un

pasaje en el que

 nos habla de su muerte, incluso de la angustia que siente ante el horizonte de la misma, ponen ante nuestra consideración espiritual un misterio, que creo es fundamental para celebrar la cuaresma en una actitud cristiana de verdad. ¿Cuál sería?

Estamos acostumbrados a ver la Cuaresma como tiempo de hacer cosas por Dios o por el prójimo y como tiempo de sacrificarse o hacer penitencia. Sin decir que eso esté mal, lo propio de este tiempo es entrar en el misterio del amor de Dios, que es la fuerza por la que Jesús nos dice que nos

quiere atraer hacia sí.

San Francisco de Asís lloraba a veces diciendo: “el amor no es amado”, y se refería precisamente al amor inefable y admirable de Cristo en el misterio de la cruz, que lo sentía como un fuego que abrasaba su corazón y por el cual quería dar su propia vida.

Así nos motiva a vivir en esta actitud espiritual un viacrucis, escrito por un seguidor de Francisco: “Ya vengo, Jesús amado, a considerar contrito aquel amor infinito que en la Cruz me habéis mostrado; haced, Redentor llagado, que vuestra santa pasión sea para el corazón, luz que lo guía hacia el cielo, fuente viva de consuelo y esperanza de perdón”.

El Párroco

MENSAJE DEL PAPA BENEDICTO XVI
PARA LA CUARESMA 2012

«Fijémonos los unos en los otros
para estímulo de la caridad y las buenas obras» (Hb 10, 24)

Queridos hermanos y hermanas:

La Cuaresma nos ofrece una vez más la oportunidad de reflexionar sobre el corazón de la vida cristiana: la caridad. En efecto, este es un tiempo propicio para que, con la ayuda de la Palabra de Dios y de los Sacramentos, renovemos nuestro camino de fe, tanto personal como comunitario. Se trata de un itinerario marcado por la oración y el compartir, por el silencio y el ayuno, en espera de vivir la alegría pascual.

Este año deseo proponer algunas reflexiones a la luz de un breve texto bíblico tomado de la Carta a los Hebreos: «Fijémonos los unos en los otros para estímulo de la caridad y las buenas obras» (10,24). Esta frase forma parte de una perícopa en la que el escritor sagrado exhorta a confiar en Jesucristo como sumo sacerdote, que nos obtuvo el perdón y el acceso a Dios. El fruto de acoger a Cristo es una vida que se despliega según las tres virtudes teologales: se trata de acercarse al Señor «con corazón sincero y llenos de fe» (v. 22), de mantenernos firmes «en la esperanza que profesamos» (v. 23), con una atención constante para realizar junto con los hermanos «la caridad y las buenas obras» (v. 24). Asimismo, se afirma que para sostener esta conducta evangélica es importante participar en los encuentros litúrgicos y de oración de la comunidad, mirando a la meta escatológica: la comunión plena en Dios (v. 25). El verbo que abre nuestra exhortación invita a fijar la

mirada en el otro, ante todo en Jesús, y a estar atentos los unos a los otros, a no mostrarse extraños, indiferentes a la suerte de los hermanos. Sin embargo, con frecuencia prevalece la actitud contraria: la indiferencia o el desinterés, que nacen del egoísmo, encubierto bajo la apariencia del respeto por la «esfera privada». También hoy resuena con fuerza la voz del Señor que nos llama a cada uno de nosotros a hacernos cargo del otro. Hoy Dios nos sigue pidiendo que seamos «guardianes» de nuestros hermanos (cf. Gn 4,9), que entablemos relaciones caracterizadas por el cuidado reciproco, por la atención al bien del otro y a todo su bien.

El gran mandamiento del amor al prójimo exige y urge a tomar conciencia de que tenemos una responsabilidad respecto a quien, como yo, es criatura e hijo de Dios: el hecho de ser hermanos en humanidad y, en muchos casos, también en la fe, debe llevarnos a ver en el otro a un verdadero otro yo, a quien el Señor ama infinitamente. Si cultivamos esta mirada de fraternidad, la solidaridad, la justicia, así como la misericordia y la compasión, brotarán naturalmente de nuestro corazón. El Siervo de Dios Pablo VI afirmaba que el mundo actual sufre especialmente de una falta de fraternidad: «El mundo está enfermo. Su mal está menos en la dilapidación de los recursos y en el acaparamiento por parte de algunos que en la falta de fraternidad entre los hombres y entre los pueblos».

Bienaventurados los que lloran, porque serán consolados

Jesús era consciente de la realidad por la que pasaba mucha gente de su entorno social. Quizá oyó a su madre contar la masacre de Herodes dando muerte a tantos niños inocentes; quizá oyó a su padre contar la masacre de tantos judíos que habían muerto en diferentes ocasiones a manos de los romanos. De hecho, una vez, mientras platicaba con la gente, algunos se acercaron a él para contarle el incidente de "unos  galileos, cuya sangre había mezclado Pilato con la de sus sacrificios" (Lc. 13, 1).

¿Qué esperanza había para tanta gente que no podía contener sus lágrimas de dolor, de impotencia, de desesperación? La misma esperanza que ya el profeta Isaías había anunciado: "Enjugará el Señor Yahvéh las lágrimas de todos los rostros"(Is 25, 8-9).

Jesucristo, de nuevo, renueva su buena nueva de "liberación a los cautivos y oprimidos", que a lo largo de los siglos seguirán sufriendo los abusos de los fuertes. Jesucristo está proclamando la esperanza para los defraudados; está prometiendo voz a los que son callados injustamente; está ofreciendo futuro a los que son maltratados desde su niñez y a tantos y tantos, hombres y mujeres, niños y ancianos, sanos y enfermos, que sufren, que pasan hambre, que mueren solos, que parece no tuvieran derechos.

Jesús se dirige a las mujeres de Jerusalén, que lo acompañaban por la vía dolorosa, camino del Calvario para decirles: "Mujeres de Jerusalén no lloren por mí, lloren más bien por ustedes y por sus hijos". Así mismo a María Magdalena, que lloraba en el huerto, porque creía que habían robado el cuerpo de Jesús, le preguntó: "Mujer, por qué lloras" y entonces se dejó reconocer y ella quedó consolada.

Ciertamente que Dios no se complace ni en el sufrimiento del inocente ni del culpable, pero sabiendo que la cruz se va a hacer presente cada día de muchas formas en la vida de sus seguidores, les dice: "No teman a los que matan el cuerpo, pero no pueden matar el alma; teman más bien a Aquel que puede llevar a la perdición alma y cuerpo en la gehenna" (Mt 10, 28). Inclusive, Jesús anunció a los discípulos que tendrían que pasar muchas dificultades, incluso llorar, mientras el mundo se alegraría, pero añadió: "Vuestra tristeza se convertirá en gozo" y les puso el ejemplo de la mujer que, cuando va a dar a luz, está nerviosa y pasa miedo y hasta llora por el dolor del parto, pero " cuando ha dado a luz al niño, ya no se acuerda del aprieto por el gozo de que ha nacido un hombre en el mundo" (Jn 16, 20-22).

¿Cómo y cuándo consolará Dios a los que lloran? ¿Cómo y cuándo volverá la paz a los corazones angustiados? ¿Cómo y cuándo se apiadará Dios de los millones que sufren hambre y opresión? No lo sé. Pero ahí está el anunció de Jesús. La viuda de Naim no pensó que su hijo resucitaría, el padre del hijo pródigo no estaba tan seguro de que su hijo regresaría, la mujer pecadora no sabía que Jesús perdonaría sus pecados, ni María Magdalena esperaba encontrarse con Jesús resucitado, pero esos y otros muchos prodigios sucedieron en la vida de quienes dieron a Dios la oportunidad de entrar en su historia y en su sufrimiento.

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DÍA DE LA FAMILIA

El domingo día 4, domingo, se celebra el día de la familia. Merece la pena prestar atención a la celebración, tanto del punto de vista espiritual como doméstico. La celebración espiritual se centrará en la Misa dominical en familia, la celebración doméstica quedará a la iniciativa de papás e hijos para vivir este día como experiencia de más y mejor convivencia. Les recomendamos una película, disponible en los centros de renta de películas, que se titula: “Clic: Perdiendo el control”, cuyo principio fundamental es LA FAMILIA ES PRIMERO.

VISITA DEL PAPA BENEDICTO XVI A MÉXICO

El Papa tiene programa su llegada al aeropuerto internacional de Guanajuato en Silao el día 23 de marzo, viernes, a las 4:30 de la tarde. Su partida, rumbo a Cuba es el día 26, lunes, a las 9:00 de la mañana. El acto principal será la Misa que presidirá el domingo, día 25, a las 10:00 de la mañana en el Parque del Bicentenario de León. A medida que se acerquen estas fechas iremos teniendo más información sobre los detalles de su visita y la posible participación en los mismos.

RETIRO CUARESMAL

Como les informamos el mes pasado, los días 31 de este mes y 1º de Abril tendremos un retiro de encierro en la Casa de retiros de las Hermanas del Buen Pastor en la Col. Axomiatla, a un lado de la entrada a Villa Berdún. El retiro está orientado a vivir espiritual y profundamente la Semana Santa y se ofrece a jóvenes y adultos. Se inicia el día 30, viernes, 7:00 de la noche y concluye el Domingo, 7:00 p.m. El costo para el mismo, habitación, comidas y materiales, es de $800.00. Para más detalles llamar o dirigirse a la oficina parroquial. El cupo es limitado y las inscripciones se cerrarán el día 15.

CELEBRACIONES DE LA RECONCILIACIÓN

Las tendremos los días 26 (en la Iglesia parroquial de la Inmaculada, a las  7:30 de la noche), 27 (en el barrio de Pilares a las 7:00 de la noche),  28 (en el barrio de Tarango, a las 6:30 de la noche) y 29 (en el barrio de Hornos a las 7:00 de la noche). Es una oportunidad para prepararnos mejor a los misterios de la Semana Santa en comunidad. Después de una celebración de la Palabra de Dios, se tendrán las confesiones individuales.

CELEBRACIÓN DE LA UNCIÓN DE ENFERMOS

El día 30, viernes, a las 12:00 del mediodía tendremos la Eucaristía y la Unción de enfermos para todos los enfermos crónicos y adultos mayores de 65 años. Invitamos a los familiares de los mismos a acompañarlos a esta celebración.

Para más informción de la Parroquia: www.parroquiacap.blogspot.com y en Facebook

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