"Pues, si ustedes, que son malos, saben dar cosas buenas a sus hijos, ¿cuánto más el Padre celestial les dará el Espíritu Santo a quienes se lo pidan?" Dos desafíos que nos presentan estas palabras: cuánto confiamos en Dios, que es el verdadero bueno y qué tanto pedimos el Espíritu de Dios.
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