"Señor, con que digas una sola palabra, mi criado quedará sano" Mt 8, 5-11. En este tiempo dejemos que la Palabra de Dios nos vaya iluminando y sanando de nuestras heridas espirituales.
"Señor, con que digas una sola palabra, mi criado quedará sano" Mt 8, 5-11. En este tiempo dejemos que la Palabra de Dios nos vaya iluminando y sanando de nuestras heridas espirituales.
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