"Maestro, te seguiré a donde quiera que vayas" Mt 8, 18-22. Si lees el pasaje entero verás que Jesús no se fía mucho detales arrebatos de fervor. Nuestra fe ha de ser objetiva y, ante todo, recordar que la vocación es gracia y proyecto de Dios.
"Maestro, te seguiré a donde quiera que vayas" Mt 8, 18-22. Si lees el pasaje entero verás que Jesús no se fía mucho detales arrebatos de fervor. Nuestra fe ha de ser objetiva y, ante todo, recordar que la vocación es gracia y proyecto de Dios.
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