"Dejen que los niños se acerquen a mí, porque el Reino de Dios es de los que son como ellos" Mc 10, 13-16. A ver cómo vamos bajándonos de nuestros pedestales de superioridad y sabemos ser humildes ante Dios, sentirnos sus hijos, que como dice el salmo 130: "Acallo y modero mis deseos como niño en brazos de su madre".
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