Quisiera, Señor, sentir
esa paz de quien por fin
sólo tiene que asentir
a tu sabia voluntad.
Hazte un sitio en mí, oh Dios,
haz silencio aquí, Señor
para que mi corazón
pueda apoyarse en tu amor.
Quiero dejar que mi vida
sea en tus manos el barro,
que sabiamente moldees
para que sea tu vida.
Tu vida en mí ya encarnada,
en la que tengan cabida
tus planes y tus proyectos,
como en su santa morada.
Necesito decir “hágase”
sin reservas e intereses,
necesito dejar ya
de pensar en mis quehaceres.
Penetra mis pensamientos
y transfórmalos en tuyos,
infunde en mí sentimientos
que sean los de tu Espíritu.
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