sábado, 18 de julio de 2015

Mi Siervo

Mt 12, 14...
"Miren a mi siervo, a quien sostengo; a mi elegido, en quien tengo mis complacencias. En Él he puesto mi Espíritu para que haga brillar la justicia sobre las naciones"
Es Jesús el Siervo de Yahvéh...: Complacencias, Espíritu, justicia.

viernes, 17 de julio de 2015

MONICIONES


DOMNGO XVI . T.O. – B

 

Ambientación general

Paz y bien. Como nos recuerda el evangelio de hoy, nuestra celebración dominical nos ofrece la oportunidad de descansar y desahogar todo lo que nos preocupa, como Jesús lo quiso hacer con los apóstoles. Nosotros estamos entre la multitud que lo busca y de quienes Jesús se compadece,  y nos ofrece su guía y su protección, como buen pastor de todos nosotros. Con este espíritu celebramos hoy nuestra Eucaristía.

 

Monición a la 1ª. Lectura – Jer 23, 1-6

Nos presenta el texto que vamos a escuchar el gran drama de quienes han sido elegidos para guiar al pueblo de Dios, pero no lo hacen de acuerdo al plan de Dios y las necesidades del pueblo sino de acuerdo a sus intereses personales.

 

Monición al salmo 22

En contraste y como ejemplo, el salmo que vamos a proclamar nos recuerda cómo Dios, el buen pastor de su pueblo, cuida  de nosotros y provee por nuestras necesidades.

 

Monición a la 2ª. Lectura – Efesios 2, 13-18

Jesús es el buen pastor, que con su misión salvadora ha reunido al pueblo de Dios, incluso a toda la humanidad, para gozar de la paz y la reconciliación.

 

Monición al Evangelio – Mc 6, 30-34

Mientras que Jesús ofrece a los apóstoles la oportunidad de descansar y convivir a solas con él, la gente lo busca y él se compadece de ellos.

 

Preces de los fieles

Sacerdote: Con toda nuestra confianza en Dios nuestro Padre y en Cristo el buen Pastor, que quieren nuestro bien y felicidad, les presentamos humildemente nuestras necesidades.

Respuesta: Padre, escúchanos.

-         Por la santa Iglesia, particularmente sus pastores, para desempeñen con celo y solicitud su misión en favor del pueblo de Dios. Oremos.

-         Por todos los que tienen la responsabilidad de cuidar la sociedad civil, para que también ellos sean solícitos en la administración de bienes y gobiernos de sus ciudadanos. Oremos.

-         Por todos aquellos, que como ovejas sin pastor, andan por los caminos de la vida, careciendo de las necesidades básicas de alimento, vestido y hogar. Oremos.

-         Por todos nosotros, para que sepamos aprovechar las oportunidades de vida y de gracia, que Dios nos da en su providencia por medio de la Iglesia. Oremos.

Sacerdote: Dios, lleno de amor y de misericordia, acoge estas intenciones y necesidades que te hemos presentado en favor de tu pueblo y de toda la humanidad. Por Cristo N. Señor. Amén.

Monición de envío

Habiendo experimentado en esta Misa la solicitud de Cristo, que como buen pastor, nos ha alimentado con su Palabra y con su cuerpo, volvamos a nuestros hogares con la inquietud de compartir de lo que hemos recibido con quienes Dios ponga en el camino de nuestra vida.

jueves, 16 de julio de 2015

Paz y mansedumbre

San Mateo: 11, 28-30
En aquel tiempo, Jesús dijo: "Vengan a mí, todos los que están fatigados y agobiados por la carga, y yo les daré alivio.
Tomen mi yugo sobre ustedes y aprendan de mí, que soy manso y humilde de corazón, y encontrarán descanso, porque mi yugo es suave y mi carga, ligera".
Nuestra paz interior tiene una razón de ser...acercarnos a Jesús.

miércoles, 15 de julio de 2015

SENCILLEZ DE CORAZÓN

Jesús exclamó: "Yo te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y entendidos, y las has revelado a la gente sencilla! Gracias, Padre, porque así te ha parecido bien. Mt 11, 25-27.
Que el Señor nos dé la gracia de la sencillez y pureza de corazón.

martes, 14 de julio de 2015

LA AVENTURA DE JESÚS


La aventura de Jesús

Hno. Jesús Ma. Bezunartea

 

En el tema anterior he hecho referencia a las bienaventuranzas, una especie de código de felicidad según algunos, con el que Jesús inicia su primer discurso evangélico, el discurso del monte. En la actualidad ese cerrito donde Jesús las habría proclamado se llama el Monte de las Bienaventuranzas.

 

Yo diría que más que un código de felicidad es un código de vida; siendo coherentes así con el principio que he establecido en el primer tema de que el cristianismo es una forma de vida. Un código de vida en el que nos propone ocho experiencias en las que el discípulo de Jesús puede experimentar que la vida merece la pena tal como él nos la propone, tal como él la vive. Y creo que es importante ver este código bajo el punto de vista de experiencias de vida; de una vida que se da normalmente, que no es necesario buscarla, que no es necesario programarla. Y, además, una serie de experiencias que no agotan todas las de nuestra vida humana ni de creyentes.

 

Para entender lo normal y lo excelente de lo que Jesús nos enseña quiero recordar que Jesús vino a nuestro mundo encarnándose en una realidad histórica, cultural y humana como la de cada uno de nosotros. Pero lo que hace que una experiencia normal sea una experiencia excelente es que la vive en comunión con el plan de Dios, que todo lo hizo bueno y lo puso a nuestro alcance para el bien de todos, de forma que no haya experiencias en nuestra vida privadas de esa bondad o que impidan que todo el bien que sembró a manos llenas en nuestro mundo y en nuestra historia sea una realidad.

 

Para poner de relieve que se trata de experiencias de vida en las que nos podemos sentir realizados según el plan admirable de Dios, nos referimos a ellas como aventuras, que nos retan a vivir con valentía y con fe, porque Dios todo lo hizo bueno. Por ello la aventura de Jesús es vivir toda experiencia de vida humana gozando de la bondad que Dios ha puesto en cada cosa, en cada creatura, en cada circunstancia.

 

Por ejemplo, si Jesús dice que son “bienaventurados los pobres de espíritu”, es porque, al no estar apegados a ninguna cosa, persona o circunstancia de esta vida humana, ellos pueden recibir en su vida la riqueza del Reino de los cielos: “Porque el reino de los cielos es justicia, paz y gozo en el Señor” (Rm 14, 17). Al no estar apegados están dispuestos a compartir, a ser solidarios con los vecinos, con los amigos, con quien ven en necesidad. Y precisamente esa expresión, misteriosa y contradictoria para muchos, significa, estar desapegados de todo, desprendidos, libres, con el simple uso y usufructo de las cosas y de la vida, porque el dueño y señor de todo es Dios. Cuando el ser humano no entiende esta aventura, trata de apropiarse, de acaparar, de tener más y más, y, al mismo tiempo que priva a otros de esos bienes, él tiene que preocuparse por que nadie se los quite y mira a los demás como enemigos, como ajenos, de quienes se tiene que defender. ¿Te has fijado que las casas de los pobres no tienen timbre ni campana, están abiertas, no tienen bardas o si las tienen no estás electrificadas? No tienen guardias de seguridad, ni perros peligrosos, ni alarmas.

 

La aventura de los pobres de espíritu como Jesús de Nazareth no es una aventura de miserables, que no tienen que comer. No sabemos que Jesús pasara hambre. Incluso uno de los doce tenía la bolsa para los gastos de cada día, y había algunas mujeres bienhechoras que les atendían en sus necesidades materiales (Lc 8, 1-3).

 

Él nos explicó todo esto en este mismo discurso al decir:No acumulen tesoros en la tierra, donde la polilla y la herrumbre los consumen, y los ladrones perforan las paredes y los roban. Acumulen, en cambio, tesoros en el cielo, donde no hay polilla ni herrumbre que los consuma, ni ladrones que perforen y roben. Allí donde esté tu tesoro, estará también tu corazón.  Por eso les digo: No se inquieten por su vida, pensando qué van a comer, ni por su cuerpo, pensando con qué se van a vestir. ¿No vale acaso más la vida que la comida y el cuerpo más que el vestido? Miren los pájaros del cielo: ellos no siembran ni cosechan, ni acumulan en graneros, y sin embargo, el Padre que está en el cielo los alimenta. ¿No valen ustedes acaso más que ellos?¿Y por qué se inquietan por el vestido? Miren los lirios del campo, cómo van creciendo sin fatigarse ni tejer. Yo les aseguro que ni Salomón, en el esplendor de su gloria, se vistió como uno de ellos. Si Dios viste así la hierba de los campos, que hoy existe y mañana será echada al fuego, ¡cuánto más hará por ustedes, hombres de poca fe! No se inquieten entonces, diciendo: ¿Qué comeremos, qué beberemos, o con qué nos vestiremos? Son los paganos los que van detrás de estas cosas. El Padre que está en el cielo sabe bien que ustedes las necesitan. Busquen primero el Reino y su justicia, y todo lo demás se les dará por añadidura. No se inquieten por el día de mañana; el mañana se inquietará por sí mismo. A cada día le basta su aflicción” (Mt 6, 19-34).

 

La pobreza de espíritu no está en la carencia de bienes o de dinero sino en el desapego de lo mucho o poco que se posee. La aventura de Jesús es vivir como peregrinos en este mundo, que van ligeros de equipaje. Por ello, la invitación que hace a quienes van a ser sus discípulos la expresa frecuentemente con las palabras: “Ven y sígueme”. Y en el evangelio de Lucas le dice a uno que quiere seguirle: “El hijo del hombre no tiene dónde reclinar la cabeza”, es decir, no tiene seguridad humana, su seguridad, su corazón está en Dios, porque “donde está tu tesoro allí está tu corazón”.

El apóstol Pablo expresará este pensamiento de forma en cierto modo más radical al escribir a los Corintios: “Lo que quiero decir, hermanos, es esto: queda poco tiempo. Mientras tanto, los que tienen mujer vivan como si no la tuvieran; los que lloran, como si no lloraran; lso que se alegran, como si no se alegraran; los que compran, como si no poseyeran nada; los que disfrutan del mundo, como si no disfrutaran. Porque la apariencia de este mundo es pasajera. Yo quiero que ustedes vivan sin inquietudes” I Cor 7, 29-32.

El dicho que se atribuye a Picasso: “Tener mucho dinero para vivir tranquilo como los pobres”, no carece de sabiduría evangélica. Dios nos lo da todo para que tengamos lo que necesitamos para nuestras necesidades y, puesto que su providencia amanece sobre nosotros con el sol de cada mañana, no necesitamos acaparar. De nuevo acudimos a la sabiduría paulina en su carta a los corintios: “En consecuencia, que nadie se gloríe en los hombres, porque todo les pertenece a ustedes: Pablo, Apolo o Cefas, el mundo, la vida, la muerte, el presente o el futuro. Todo es de ustedes, pero ustedes son de Cristo y Cristo es de Dios” (I Cor 3, 21-23).

 

 

 

 

 

CORRESPONDENCIA

"Y tú, Cafarnaúm, ¿crees que serás encumbrada hasta el cielo? No. Serás precipitada en el abismo, porque si en Sodoma se hubieran realizado los milagros que en ti se han hecho, quizá estaría en pie hasta el día de hoy. Pero yo te digo que será menos riguroso el día del juicio para Sodoma que para ti". Mt 11, 20-24.
Estas son de las palabras más duras de Jesús CONTRA la INGRATITUD y no CORRESPONDENCIA a lo que nos concede de gracia y oportunidades.

lunes, 13 de julio de 2015

EL RIESGO DE CREER

UNA MUJER QUE SE ARRIESGÓ A CREER
Hno. Jesús Ma. Bezunartea
Efectivamente, Nicodemo no quiso arriesgarse. Y todos sabemos que en nuestra historia los grandes personajes que admiramos se han enfrentado a grandes riesgos. Se arriesgó Abraham, se arriesgó Moisés, se arriesgó Jesús de Nazareth, se arriesgó San Francisco de Asís así como san Francisco Javier, se arriesgó Ghandi y se arriesgó la Madre Teresa de Calcuta, se arriesgó Colón igual que Hernán Cortés, se arriesgó el cura Hidalgo y se arriesgó Cristóbal de las Casas y la lista se haría interminable. Y en el caso que nos va a ocupar en los próximos minutos de lectura vemos cómo se arriesga una mujer samaritana, cuyo nombre no conocemos, pero que es el símbolo de quien se quiere arriesgar en el campo de los valores espirituales o de la fe.
Tan real es el riesgo en la vida que Jesús nos invita a probar que su primer discurso comienza con ocho bienaventuranzas, que son precisamente ocho bendiciones, como muchos las entienden, tampoco son ocho paradojas misteriosas, sino más bien son ocho riesgos u ocho aventuras, pues así comienza la enunciación tradicional de las mismas: bien aventurados…Por supuesto que Jesús es tan consciente de que su programa de vida encierra riesgos y aventuras por el reino de los cielos, que muchas de sus propuestas comienzan por una invitación o una condición: “si alguno quiere ser mi discípulo…”, “quien no esté dispuesto a renunciar a todo…”, etc.
Dicen que los jóvenes de hoy no son muy amantes de riesgos; que han vivido una historia en la que los sistemas socio políticos y económicos los han confrontado con muchas promesas que no se han cumplido y, por otra parte, la técnica los ha familiarizado con lo fácil y lo caduco.
Pues resulta que un día que Jesús andaba por tierra de samaritanos llegó a beber al pozo de Jacob y se quedó solo un rato mientras los apóstoles se fueron al pueblo de Sicar a darse un paseo y comprar algo para comer. Mientras esto pasa, una mujer llega al pozo a sacer agua y Jesús, como no tenía con qué sacar agua del pozo, se atreve a pedirle agua. Y que la mujer le responde que cómo se atreve a hablarle siendo judío y ella samaritana. Y aquí se entabla el diálogo, que sólo san Juan nos lo cuenta:
“Le respondió Jesús y le dijo: Si conocieras el don de Dios, y quién es el que te dice: Dame de beber; tú le pedirías, y él te daría agua viva.
La mujer le dijo: Señor, no tienes con qué sacarla, y el pozo es hondo. ¿De dónde, pues, tienes el agua viva?
¿Acaso eres tú mayor que nuestro padre Jacob, que nos dio este pozo, del cual bebieron él, sus hijos y sus ganados?
Respondió Jesús y le dijo: Cualquiera que bebiere de esta agua, volverá a tener sed; mas el que bebiere del agua que yo le daré, no tendrá sed jamás; sino que el agua que yo le daré será en él una fuente de agua que salte para vida eterna.
La mujer le dijo: Señor, dame esa agua, para que no tenga yo sed, ni venga aquí a sacarla.
Jesús le dijo: Ve, llama a tu marido, y ven acá.
Respondió la mujer y dijo: No tengo marido. Jesús le dijo: Bien has dicho: No tengo marido; porque cinco maridos has tenido, y el que ahora tienes no es tu marido; esto has dicho con verdad.
Le dijo la mujer: Señor, me parece que tú eres profeta. Nuestros padres adoraron en este monte, y vosotros decís que en Jerusalén es el lugar donde se debe adorar.
Jesús le dijo: Mujer, créeme, que la hora viene cuando ni en este monte ni en Jerusalén adoraréis al Padre. Vosotros adoráis lo que no sabéis; nosotros adoramos lo que sabemos; porque la salvación viene de los judíos. Mas la hora viene, y ahora es, cuando los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad; porque también el Padre tales adoradores busca que le adoren. Dios es Espíritu; y los que le adoran, en espíritu y en verdad es necesario que adoren.
Le dijo la mujer: Sé que ha de venir el Mesías, llamado el Cristo; cuando él venga nos declarará todas las cosas.
Jesús le dijo: Yo soy, el que habla contigo”
En esto vinieron sus discípulos, y se maravillaron de que hablaba con una mujer; sin embargo, ninguno dijo: ¿Qué preguntas? o, ¿Qué hablas con ella?
Entonces la mujer dejó su cántaro, y fue a la ciudad, y dijo a los hombres:
Venid a ver a un hombre que me ha dicho todo cuanto he hecho. ¿No será éste el Cristo?” (Juan 4, 1-42).
Resumiendo; ante todo, la mujer se arriesga a entablar conversación con un hombre judío desconocido; también se atreve a pedirle del agua que él le ofrece; se atreve a contarle algo de su vida personal; le comparte algo de su fe y de su esperanza religiosas y, por fin, se arriesga a ir al pueblo y contar a los demás que se ha encontrado con alguien que parece que es el Mesías. Y esta gente, que en la opinión de los judíos eran cismáticos y herejes, le invitan a Jesús a quedarse con ellos unos días para que les hable y comparta su mensaje de manera que muchos creyeron en él.
Ni la mujer, con una vida bastante problemática – descontenta de tener que ir a sacar agua, que ha tenido cinco maridos y el que tiene es su amante- ni los demás habitantes del pueblo se resisten a creer en la propuesta de Jesús. ¿Por qué? No tienen intereses personales que proteger como Nicodemo, son de la gente sencilla de corazón que esperan que se cumplan las promesas. Son gente que tienen un espacio en su corazón para llenarlo de Dios; no son autosuficientes; saben dejar a Dios ser su Dios, y su esperanza y sencillez de corazón les capacitan para dar el paso de creer en Jesús y beber el agua que él les ofrece, agua que les dará la vida eterna: la vida que te hace sentir pleno, satisfecho, en paz, con capacidad de compartir con los demás lo que has recibido.
Piensa, ¿qué riesgos supone para ti poder beber del agua que Jesús te ofrece? Sé valiente, fíate de él, no tengas miedo a perder, pues lo que parezca que pierdes te lo repondrá él con creces.

AMOR TOTAL

San Mateo: 10, 34-11, 1
"En aquel tiempo, Jesús dijo a sus apóstoles: "No piensen que he venido a traer la paz a la tierra; no he venido a traer la paz, sino la guerra. He venido a enfrentar al hijo con su padre, a la hija con su madre, a la nuera con su suegra; y los enemigos de cada uno serán los de su propia familia".
Estas son de las palabras más duras y controvertidas de Jesús, que las podemos resumir en que Jesús nos recuerda que el amor a Dios y el compromiso por el Reino conllevan una opción radical de total entrega a su causa.

domingo, 12 de julio de 2015

¿CÓMO NICODEMOS?


¿SIMPATIZAMOS CON NICODEMO?

Hno. Jesús Ma. Bezunartea

 

Quizá algunos de los lectores no tengan claro el caso de Nicodemo. Lo explicaré brevemente.  Nos lo cuenta el evangelio de san Juan en el capítulo 3. Nos dice que era un magistrado judío, que tenía curiosidad por conocer personalmente a Jesús. Sin embargo, tenía miedo en ser descubierto; así que hizo una cita con él al anochecer. No tenemos detalles sobre el lugar de la cita, que al parecer no fue muy larga, ya que tanto él como Jesús fueron pronto al grano del asunto y cada uno de ellos se dio cuenta de que no tenían mucho que hablar, ya que cada uno tenía las ideas clara sobre el tema a tratar.

 

Nicodemo como magistrado tenía buen conocimiento de las Escrituras   y particularmente del tema jurídico de la ley mosaica. Jesús conocía también el modo de pensar de esta gente religiosa y sabía que había poco que discutir o dialogar con él, así que, para no perder tiempo, se lo dijo de una vez: “Nicodemo, si quieres entenderme y entender mi doctrina, tienes que nacer de nuevo. Escúchame bien y trata de no poner objeciones. Para participar en el misterio del Reino de los cielos que yo estoy proclamando, tienes que nacer del Espíritu y del agua”. Pero Nicodemo se sobresaltó al oír que “tenía que nacer de nuevo”, y se atrevió a preguntar: “A ver, ¿cómo puede un hombre ya viejo nacer de nuevo?”. Y Jesús le respondió más directo todavía: “Pues, ¿qué, tú eres maestro en Israel y no entiendes? Pues, fíjate, que si no quieres entenderlo, no lo vas a entender, pues es algo así como el fenómeno del viento, lo sientes, pero no sabes de dónde viene y a dónde va”.

 

Hubo un silencio tenso entre ambos y Nicodemo, pensativo, se dio media vuelta y se despidió cortésmente. Jesús se encogió de hombros y cortésmente también lo despidió: “Hasta que quieras, Nicodemo, buenas noches, Shalom”.

 

El encuentro de Jesús con Nicodemo fue, aparentemente, un fracaso pues no hubo una reacción de encuentro personal. Sin embargo, Nicodemo aparece al final de la historia de Jesús para darle sepultura junto con José de Arimatea. Años después saldrá en defensa de los apóstoles Pedro y Juan, cuando son arrestados y van a ser encerrados a la prisión. Pero, lo importante de este encuentro es la actitud inflexible de Jesús y la falta de apertura de Nicodemo para tratar de entender la propuesta de Jesús. ¿Por qué? Es lo que quiero explicarles a continuación para poner de relieve que lo que Jesucristo propone no es una experiencia religiosa o una nueva religión sino una experiencia de vida. Por supuesto que en las primeras décadas a nadie se le ocurrió pensar en el cristianismo como una religión pues se la veía como una secta del judaísmo; de ahí que Saulo de Tarso quisiera acabar con estos sectarios, que creían en Jesús de Nazareth y lo consideraban el Mesías esperado e Hijo de Dios.

 

Jesucristo nace en un pueblo, profundamente religioso, tan religioso que todos los niveles de su vida: político, social y espiritual están condicionados por su fe en un Dios, que los ha privilegiado sobre todos los pueblos de la tierra. No necesita pensar en fundar una nueva religión pues la religión ya existe; lo que él quiere es tratar de conectar esa religión, que regula prioritariamente las relaciones con Dios, con la vida de las creaturas de Dios. No es que no existiera esa relación en el judaísmo; pero se había perdido de vista la importancia de la misma.

En el Decálogo, base de la Alianza de Dios con su pueblo en el Sinaí al salir de la esclavitud de Egipto, está clara la relación hacia Dios y la relación al prójimo. Tres mandamientos regulan la primera y siete regulan la segunda. Sin embargo, se había manipulado esta legislación divina para ponerla al servicio de los intereses humanos, y se había hecho del culto el eje de su vida, tanto respecto a los sacrificios que había que ofrecer a Dios como al descanso sabático, y se había condicionado humanamente el modo de vivir los otros siete mandamientos.

 

Por ejemplo, como Jesús lo pone de relieve en algunas ocasiones, se habían manipulado las obligaciones hacia los padres mayores, se había corrompido el concepto del prójimo, se había conseguido el divorcio matrimonial en favor de los hombres, etc., se había organizado la vida religiosa en favor del hombre, haciendo de Dios un ser tan lejano y ajeno a la causa de la humanidad, que había que aplacarlo y contentarlo con incesantes sacrificios, cuya ofrenda era el quehacer exclusivo de los sacerdotes.

 

Las palabras de Dios en el profeta Isaías: “Este pueblo me honra con sus labios pero su corazón está lejos de mí”, resuenan en el corazón de Cristo. De ahí que confronte la hipocresía de los sacerdotes y fariseos; de ahí que en una arrebato de celo por la gloria de Dios, acuse a los dirigentes del Templo de convertir la casa de Dios en una cueva de ladrones, de ahí que le diga a la mujer samaritana junto al pozo de Jacob: “llega el tiempo en que los verdaderos adoradores de Dios, lo adorarán en espíritu y verdad”, y que le diga a Nicodemo: “tienes que nacer de nuevo”.

 

Hoy, todo cristiano debe tomar en serio estas palabras de Jesús al magistrado judío si quiere vivir el cristianismo como una experiencia de vida relevante a nuestro tiempo, a nuestra humanidad, a nuestra juventud. El hecho de que –como dije en el tema anterior- la juventud sienta alergia a las prácticas religiosas y no quiera afiliarse a ninguna de las religiones es un signo de que están abiertos, sin saberlo, al mensaje de Jesús; un mensaje de vida, el mensaje del Reino de los cielos, que es la vida en la paz, en el amor, en la solidaridad, en la justicia, en el gozo, en la equidad, en el respeto de todos los seres humanos, hijos de Dios por ser creados a su imagen.

 

Para desapegarse de la seguridad que nos dan nuestras prácticas religiosas en la Iglesia católica, prácticas con las que muchos quieren “ganarse” el cielo y los “premios” de Dios, para vivir en la gratuidad del amor a Dios y al prójimo, para vivir la fraternidad en el respeto a todos los seres humanos, necesitamos “nacer de nuevo”. Necesitamos un cambio de mentalidad y de corazón, necesitamos abrirnos a la gracia, al amor de Dios y dejarnos hacer por él, de manera que nuestra vida sea un testimonio de este amor, que nos desborda y nos empuja a amar y a servir a los demás en la vida de cada día con sencillez y con amor. Necesitamos entender que nuestro culto religioso es una forma de celebrar la vida en alabanza y agradecimiento a la admirable generosidad de Dios, que nos ha amado primero. Necesitamos entender que el culto verdadero no es una serie de prácticas religiosas prescritas por la autoridad eclesial sino fruto del agradecimiento y admiración que sentimos por Dios, admirable en todas sus creaturas y en todas sus obras, sobre todo en la historia de amor y de gracia, que ha llevado a cabo por medio de Jesucristo.

 

Nacer de nuevo, finalmente, para nosotros cristianos, significa hoy liberarnos de todo lo que sentimos obligaciones, prohibiciones y compromisos impuestos, para entregar nuestra vida a una causa semejante a la  de Jesús: la causa de una humanidad, donde todos seamos portadores de la bondad que Dios ha puesto en toda sus creaturas, de modo que nuestras “buenas obras” sean signo de la presencia de Dios y motiven a los demás a glorificarlo, sea a través de formas religiosas establecidas o de formas espontaneas de vida. La Iglesia debe sanear sus estructuras e instituciones para que su vida fluya en las comunidades cristianas, que se reúnen para alabar a Dios y fortalecer la comunión fraterna. Nacer de nuevo es dejarnos mover por el Espíritu de Jesús para vivir una vida semejante a la suya, que “pasó por el mundo haciendo el bien”.

 

¿Diremos como Nicodemo: ¿cómo un hombre viejo puede nacer de nuevo? No; para quien nace y vive en el Espíritu no existe la edad, es el hombre nuevo, que lleva en su corazón la “vida eterna”. Pero, ¿renunciaremos a todo lo que hemos hecho, progresado, luchado y sacrificado en el pasado? Si es necesario, sí, porque, como nos dice Pablo de Tarso más tarde: “lo que consideré ganancia lo tengo por pérdida a condición de tener a Cristo con la fuerza de la resurrección”.

MISIÓN

San Marcos 6, 7-13
En aquel tiempo, llamó Jesús a los Doce, los envió de dos en dos y les dio poder sobre los espíritus inmundos. Les mandó que no llevaran nada para el camino: ni pan, ni mochila, ni dinero en el cinto, sino únicamente un bastón, sandalias y una sola túnica.
La seguridad del misionero esta en que Dios lo envía.

sábado, 11 de julio de 2015

DOMINGO XV

LAS MONICIONES QUE LES MANDÉ ESTA MAÑANA NO CORRESPONDÍAN A ESTE DOMINGO. AHORA SÍ LES MANDO LAS CORRECTAS.


DOMINGO XV DEL TIEMPO ORDINARIO

 

Ambientación general

Paz y bien. Dentro de la historia de salvación junto al llamado está la misión. Son dos dimensiones del misterio de la vocación. “Jesús llamó a los Doce y los envió de dos en dos” nos recuerda hoy el Evangelio. Junto al magisterio, que Iglesia hereda de Jesús, también ella participa de la misión de Jesús. Y esa misión tiene una dimensión interna, como lo describe hoy san Pablo: ser santos por el amor, y una dimensión externa: hacer presente el Reino de Dios. Que nuestra Eucaristía sea la oportunidad para renovarnos en la conciencia y responsabilidad de esta misión eclesial.

 

Monición a la 1ª lectura – Profeta Amós 7, 12-15

Nos presenta este breve relato de la vocación del profeta Amós el contraste vocacional: el llamado de Dios y el rechazo de los hombres. Escuchemos.

 

Monición al Salmo (84)

La misericordia de Dios es clave en toda la historia de salvación; ella nos garantiza las promesas de Dios y el éxito en nuestra misión. Unámonos en esta oración: Muéstranos, Señor, tu misericordia.

 

Monición a la 2ª lectura – Efesios 1, 3-14

Escuchemos con devoción y admiración cómo nos describe san Pablo nuestra vocación cristiana, llena de bendiciones en Cristo y garantizada por su Espíritu.

 

Monición al Evangelio – Marcos 6, 7-13

Con el estilo breve peculiar de san Marcos, se nos describe en este pasaje evangélico el compendio de la vocación y misión de los apóstoles, heredadas por la Iglesia.

 

PRECES DE LOS FIELES

Sacerdote:

Animados por nuestra fe en la misión que hemos recibido para llevar a los demás la buena nueva del Evangelio, oremos con confianza:

Respuesta: Padre nuestro, escucha nuestra oración.

-         Por la Iglesia, para que lleve a cabo con fidelidad la misión que Cristo le encomendó en la persona de los apóstoles. Oremos.

-         Por la paz y la justicia en todos los países, particularmente en México. Oremos.

-         Por todos los más necesitados en nuestra sociedad de la buena nueva del amor y de la paz. Oremos.

-         Por todos nosotros, para que viviendo con alegría nuestra vocación cristiana, seamos testigos del Evangelio de Jesús. Oremos.

Sacerdote: Padre de bondad, que la misión salvadora encomendada a la Iglesia se haga sentir en los corazones de todos los hombres y mujeres de buena voluntad. Por Cristo N. Señor.

 

AVISOS

 

Monición de envío

Cristo, que envió de dos en dos a sus discípulos, renueva su misión en nosotros. Que nuestra vida sea una experiencia creíble de la buena nueva de Jesús para nuestra sociedad.


MONICIONES


DOMINGO XV DEL TIEMPO ORDINARIO

PAZ Y BIEN

La palabra de este domingo nos invita a mirar nuestra vida sobre el fondo ecológico de la naturaleza, de la creación, que en palabras de san Pablo “va a ser liberada de la esclavitud de la corrupción para compartir la gloriosa libertad de los hijos de Dios”.

Se nos pone como ejemplo de la eficacia de la gracia y de la salvación de Dios al agua, que fecunda la tierra, y a los campos, que, según cómo se los cultive, producen frutos en mayor o menos cantidad. Comencemos nuestra celebración abriendo nuestro corazón a la Palabra de Dios, que se nos ofrece hoy como medio e instrumento del encuentro fecundo de la gracia divina con cada uno de nosotros.

 

Monición a la 1ª lectura – Isaías 55, 10-11

Con la imagen del agua nos recuerda brevemente el profeta Isaías la fuerza santificadora de la Palabra de Dios, abramos a ella nuestro corazón.

 

Salmo 64

Conscientes de que la Palabra de Dios es tan fecunda como el agua, que hace germinar la tierra con variedad de frutos, oramos con el salmo diciendo: SEÑOR, DANOS SIEMPRE DE TU AGUA.

 

Monición a la 2ª lectura – Romanos 8, 18-23

Si en el capítulo tercero del Génesis Dios le dice al hombre que la tierra producirá espinas y abrojos a consecuencia del pecado, nos dice ahora san Pablo que esa creación admirable de Dios espera que vivamos de nuevo en el orden de la voluntad y proyecto divinos  para que también ella pueda ser regenerada.

 

Evangelio – Mateo 13, 1-23

La primera parte del discurso parabólico de Jesús nos ofrece con detalle este misterio de la Palabra de Dios, que tiene ese poder regenerador y salvador, y que san Juan nos anuncia en su evangelio al presentarnos a Jesús como la Palabra de Dios encarnada, que nos da la gracia y la verdad.

 

PRECES DE LOS FIELES

Sacerdote: Con la confianza de que Dios quiere que su Palabra y su gracia germinen en nosotros con frutos de santidad, dirigimos a él nuestra oración.

 

Respuesta: Señor, fecúndanos con tu gracia.

-Por la santa Iglesia, para que sea el campo fecundo, donde germinen los dones del Espíritu para bien de toda la humanidad y de toda la creación. Oremos.

-Por todos los países del mundo, para que gocen todos de ese plan admirable de Dios, que todo lo hizo bueno, un plan donde experimentemos su providencia amorosa. Oremos.

-Por todos los más necesitados de la humanidad, para que experimenten en su vida el remedio a sus necesidades por medio de una sociedad más justa y solidaria. Oremos.

-Por todos nosotros, que celebramos estos misterios de gracia y salvación, para que experimentemos su fecundidad espiritual en una vida en que se manifieste la gloria de los hijos de Dios. Oremos.

 

Sacerdote: Confiados en tu voluntad salvadora, ponemos ante ti estas intenciones con la esperanza de que las fecundes con tu gracia.

 

Monición de envío:

Los campos del mundo están sedientos del agua de la palabra y del alimento de la gracia de Dios; volvamos a nuestra vida sintiendo el privilegio y la responsabilidad de ser sembradores de la vida de Dios que hemos recibido.

 

 

San Benito

"No tengan miedo, porque ustedes valen mucho más que todos los pájaros del mundo. Mt 10, 24-33.
¿Tienes miedo? ¿A qué? ¿Crees en las palabras de Jesús?

viernes, 10 de julio de 2015

por el mundo

San Mateo: 10, 16-23
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus apóstoles: "Yo los envío como ovejas entre lobos. Sean, pues, precavidos como las serpientes y sencillos como las palomas".
Entendámoslo lo más literalmente posible.

jueves, 9 de julio de 2015

¿Qué es cristianismo?


CRISTIANISMO: ¿RELIGIÓN, DOCTRINA O VIDA?

(Jesús Ma. Bezunartea, Capuchino)

 

Creo que no me equivoco al decir que los jóvenes de hoy son alérgicos al tema de la religión, no simpatizan mucho con las doctrinas religiosas y tienen una inclinación a centrarlo todo en la vida.  Claro, lo que ilusiona a un joven es vivir, gozar de la vida, sacarle todo el jugo a la vida, en otras palabras, vivir al tope. Sienten no necesitar de nadie y quieren que los dejen libres y hacer las cosas a su manera. “Yo no sé a qué va la gente tanto a la iglesia”, acerté a escuchar a un joven, que platicaba animadamente con sus amigos.

 

A partir de este punto de vista, nos debemos preguntar si todo el celo de los clérigos y religiosos en la Iglesia, incluyendo a los católicos comprometidos, por convertir y evangelizar lo enfocamos en la dirección correcta o todavía vivimos con la preocupación de predicar y administrar los sacramentos para que la gente se salve.

 

Pero ¿cuál será la dirección o enfoque correctos? ¿cuál será la forma de presentar nuestro cristianismo a un mundo saturado de sistemas? ¿cuál será el modo de ofrecer a nuestra generación el mensaje de Jesucristo?

 

En mi experiencia de ministerio durante 48 años, me ha tocado conocer, hablar, predicar y convivir con grupos y personas de variadas ideologías. Desde gente piadosa y muy religiosa hasta gente descreída y atea; desde gente con actitudes hostiles hacia las religiones, en concreto el cristianismo, hasta gente consagrada de por vida a esta causa; desde prostitutas que buscan a Dios y cultivan su propia religiosidad hasta católicos supersticiosos, que se tienen que confesar semanal o diariamente; desde jóvenes que simpatizan con personas religiosas, sea el Papa o algún sacerdote “buena onda”, hasta quienes se declaran cerrados a todo signo religioso.

 

Pero, más allá de todos estos modos de mirar y relacionarse con el fenómeno religioso, está la necesidad del ser humano de tener valores espirituales, que es una constante o común denominador en la mayoría de la gente, que ha crecido en un ambiente o país con mayoría cristiana o de otra religión.

 

El Papa Francisco nos ha expuesto detalladamente muchos de estos puntos en su Exhortación El gozo del Evangelio.  Pero, para no extendernos en explicar su mensaje, podemos resumir sus directrices evangelizadoras en una sola cosa o experiencia: el encuentro personal con Jesús. Y este encuentro, del que tenemos experiencias diversas en los evangelios y en la historia de la Iglesia, es una experiencia de vida. Si pensamos en su encuentro con la Magdalena, con la samaritana, con algunos de los apóstoles, con otros personajes como Zaqueo, el ciego de Jericó o el buen ladrón, podemos claramente ver que lo que impresionó a estas personas fue la persona de Jesús.

 

Y a la persona no se la admira por sus palabras, por su fervor religioso, por sus promesas sino por su coherencia de vida, una coherencia que se traduce en las cosas más sencillas de la vida: en el modo de hablar, de trabajar, de sonreír, de tratar a la gente, de relacionarse con los fenómenos de la vida. Por ejemplo, lo que caracteriza la vida de Jesús es “hacer el bien” (He 10, 38); lo que caracteriza la vida de Gandhi es su respeto a las personas y su trabajo por la libertad; lo que caracteriza a la Madre Teresa es su amor a los más pobres y despreciados; lo que caracteriza al Padre Damián de Molokay es su convivencia entre los leprosos; lo que caracteriza a San Maximiliano Kolve es dar su vida por un desconocido; lo que caracteriza a san Francisco de Asís es su sentido y vivencia de la fraternidad con todos los seres. Y si alguien se atrevió a decir que con cinco hombres como Francisco de Asís transformaría el mundo, ello nos prueba que lo que conmueve y mueve a las personas son las experiencias de vida, porque san Francisco se consideraba “ignorante e indocto”; no estudió en ninguna universidad, pero su vida era un bálsamo de paz y fraternidad, que llegaba al corazón de un leproso blasfemo igual que al corazón de un lobo, que se compadecía del corderito llevado al rastro para ser sacrificado y del gusano indefenso que cruzaba el camino, que predicaba  a la aves con la sencillez y el candor con que lo haría al sultán de Siria.

 

El mundo necesita más de testigos que de maestros”, escribió Pablo VI en los años 70 y “el cristiano del siglo XXI debe ser místico o no será nada”, escribió el teólogo K. Rahner hace pocas décadas. Las dos afirmaciones nos hablan de una experiencia de vida, una experiencia de vida divina que nos llevará a encarnarla en la vida humana de cada día. Ni el testigo ni el místico son personas de muchas palabras; y las dos experiencias deben hacerse presentes en la misma persona, que después de contemplar y asumir la vida divina se inserta en la vida y en las luchas de las personas en medio de las cuales vive.

 

En conclusión, puesto que Jesús nos dijo que “en amarnos unos a otros como él lo había hecho nos reconocerían como sus discípulos”, el cristiano puede y debe ser relevante a la humanidad de hoy por una vida semejante a la de su Maestro, que “pasó por el mundo haciendo el bien”. Desde esta experiencia de vida, bien asentada y comprometida, podrá surgir la oportunidad de explicar la doctrina de Jesús o de invitar a participar en algún acto religioso. Así lo expuso el mismo Francisco de Asís a los hermanos que iban a evangelizar a los musulmanes en su tiempo: “Y los hermanos que van (entre ellos), pueden conducirse espiritualmente entre ellos de dos modos. Un modo consiste en que no entablen litigios ni contiendas, sino que estén sometidos a toda humana criatura por Dios y confiesen que son cristianos. El otro modo consiste en que, cuando vean que agrada al Señor, anuncien la palabra de Dios, para que crean en Dios omnipotente, Padre e Hijo y Espíritu Santo, creador de todas las cosas, y en el Hijo, redentor y salvador, y para que se bauticen y hagan cristianos”.

 

 

gratuidad

San Mateo: 10, 7-15
"En aquel tiempo, envió Jesús a los Doce con estas instrucciones: "Vayan y proclamen por el camino que ya se acerca el Reino de los cielos. Curen a los leprosos y demás enfermos; resuciten a los muertos y echen fuera a los demonios. Gratuitamente han recibido este poder; ejérzanlo, pues, gratuitamente".
NOTA: Lo grande de trabajar en el Reino de Dios es recibir y dar gratuitamente.

martes, 7 de julio de 2015

Más obreros

"Al ver a las multitudes, se compadecía de ellas, porque estaban extenuadas y desamparadas, como ovejas sin pastor. Entonces dijo a sus discípulos: "La cosecha es mucha y los trabajadores, pocos. Rueguen, por lo tanto, al dueño de la mies que envíe trabajadores a sus campos". Mt 9, 32-38.

sábado, 4 de julio de 2015

MONICIONES


DOMINGO XIV  - TIEMPO ORDINARIO -B

 

Monición ambiental

Paz y bien. La Palabra de Dios en este día nos invita de nuevo a confrontar nuestra fe; ahora no son los milagros de Jesús los que llaman la atención de la gente sino su sabiduría. Pero hay quienes la cuestionan, y son precisamente los más cercanos a él, los que más le conocen. Nosotros vamos a escuchar la Palabra de Dios y asumirla, al celebrar este misterio eucarístico, que es misterio de fe.

 

Monición  a la 1ª lectura – Ezequiel 2, 2-5

Se dice en esta primera lectura que Dios está empeñado en que su pueblo escuche su voz, aunque se hagan los sordos y no quieran escucharlo. Escuchemos.

 

Salmo 122

En el salmo vamos a confesar nuestra culpa por la indiferencia personal y comunitaria y la resistencia a acoger la Palabra de Dios.

 

Monición a la 2ª lectura – II Corintios 12, 7-10

Escuchemos con atención la confesión que nos hace san Pablo de su condición personal ante las pruebas, que le llevan a no presumir de nada si no es en la gracia de Dios.

 

Monición al Evangelio – Marcos 6, 1-6

¿Con qué actitud escuchamos la Palabra de Dios? ¿Con qué actitud escuchamos esa Palabra cuando nos viene a través de otro? Dejemos que este pasaje evangélico nos ilumine sobre ello.

 

PRECES DE LOS FIELES
Sacerdote:
Conscientes de nuestra necesidad de la gracia de Dios para corresponder a su amor y a su plan de salvación, le presentamos nuestras intenciones.

Respuesta: Padre bueno, escúchanos.

. Por la Iglesia, para que como Maestra nos guíe con la autoridad de la Palabra de Dios, que proclama. Oremos.

. Por los que tienen autoridad en nuestro país y en el mundo, para siempre miren por los derechos e interese de sus ciudadanos. Oremos.

. Por los más agobiados por sus necesidades, para que pongan su confianza en Dios y tengan los medios para superarlas. Oremos.

. Por nosotros, para que sepamos reconocer y a aprovechar los medios que Dios pone a nuestro alcance para satisfacer nuestras necesidades. Oremos.

Sacerdote: Padre toda bondad, acoge estas intenciones y las demás que llevamos en nuestro corazón para que podamos gozar siempre de tu providencia amorosa. Por Cristo N. Señor. Amén.

 

Monición de envío

Con la confianza que nos ha inspirado la Palabra de Dios en este día, volvamos a nuestra vida sabiendo que, con la gracia de Dios, seremos capaces de enfrentar exitosamente todos los retos y responsabilidades.

 

 

 

renovarse o morir

"Nadie echa el vino nuevo en odres viejos, porque los odres se rasgan, se tira el vino y se echan a perder los odres. El vino nuevo se echa en odres nuevos y así las dos cosas se conservan". Mt 9, 14-17.
Hay que evolucionar, adaptarse, actualizarse, renovarse...

viernes, 3 de julio de 2015

SANTO TOMÁS

FIESTA DE SANTO TOMÁS
Luego le dijo a Tomás: "Aquí están mis manos; acerca tu dedo. Trae acá tu mano; métela en mi costado y no sigas dudando, sino cree". Tomás... le respondió: "¡Señor mío y Dios mío!" Jesús añadió: "Tú crees porque me has visto; dichosos los que creen sin haber visto". Jn 20,24-29
El gran misterio de la fe: la fe es una experiencia de ver, sentir y vivir.

jueves, 2 de julio de 2015

Perdón y salud del alma

"Pues para que sepan que el Hijo del hombre tiene poder en la tierra para perdonar los pecados, —le dijo entonces al paralítico—: Levántate, toma tu camilla y vete a tu casa". El se levantó y se fue a su casa. Al ver esto, la gente se llenó de temor y glorificó a Dios, que había dado tanto poder a los hombres.

miércoles, 1 de julio de 2015

Jesús y lo demás

"Los que cuidaban los cerdos huyeron hacia la ciudad a dar parte de todos aquellos acontecimientos y de lo sucedido a los endemoniados. Entonces salió toda la gente de la ciudad al encuentro de Jesús, y al verlo, le suplicaron que se fuera de su territorio. Mt 8,28-34.
¿Qué tan importante es Jesús para ti y qué estas dispuesto a sacrificar por él?

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